Horticultura

Aunque parezca lo contrario por el titular, mi intención no es empezar a hablar de huertos urbanos, semillas, riego y cultivo. O no exactamente. Se trata más bien de los símiles y metáforas que cada vez, de manera más recurrente, uso en sesión para transmitir la importancia del proceso.

De pequeña me repitieron muchas veces lo de que la paciencia es la madre de la ciencia. Me lo decían cuando tenía mis arrebatos de impaciencia. Normal en niños y jóvenes. Lo que ocurre es que como adultos, parece que arrastramos esta tendencia. Imagino que por algo cuando enfermamos pasamos a ser pacientes. Sin embargo, el espíritu de nuestros tiempos no cultiva, ya no la paciencia, tampoco lo que viene llamándose la cultura del esfuerzo. Muchos descubrimientos se han hecho quizás por azar pero seguro que mientras se estaba intentando averiguar algo con persistencia. Como la penicilina.

Paciente o paciencia proviene del latín patiens, patientis, participio de pati: sufrir, soportar, experimentar un proceso o una acción que parte de una causa ajena. Quizás nos estamos acostumbrando demasiado a la immediatez. A un clic con el móvil compramos algo. A otro clic, un match. Y así. Siempre me viene a la cabeza la imagen de la rueda de hámster. Si nos viéramos corriendo en esa rueda, quizás nos plantearíamos qué estamos haciendo.

El mundo del márketing aporta su grano de arena en crear una mentalidad cortoplacista con las frases tipo “Los siete pasos para conseguir el éxito”, “Los diez aspectos que debes tener en cuenta para ser una persona feliz”, “Conquista tu porvenir en cinco sesiones”… etcétera. Por mi experiencia personal, todo esto es charlatanismo. Pretendemos que la vida se convierta en una fórmula matemática de pasos a seguir y que 2+2 van a dar 4. Tratamos nuestra existencia como si fuera una empresa, con objetivos y resultados. Cuando lo que hay son intentos, errores, fracasos, reformulaciones. Y proseguir, insistir y persistir. Montar tu negocio no lo consigues en cinco días. ¿O sí?

Es como esperar tirar semillas en un campo y que al instante nos salgan las tomateras llenas de tomates listos para ser consumidos. O como esperar que con sólo regar una vez la tierra, el huerto nos va a dar calabacines. Los que tienen un huerto o cultivan saben que hay un esfuerzo y un proceso detrás: hay que plantar en un momento dado del año e ir cuidando el campo. Implica esfuerzo, dedicación, energía, presencia. A veces las tierras se dejan en barbecho.

La vida es un proceso, no siempre controlable: ciertas vivencias no las escogemos, nos ocurren. A veces viene una tormenta, una helada, piedra que echan a perder el trabajo. Así que cambiar inercias y dinámicas internas de hace 20, 30, 40 años no se hace en un santiamén ni con fórmulas matemáticas o mágicas.

Quien necesite fórmulas mágicas, mejor que vaya a inscribirse a Hogwarts. O que busque a Harry Potter y se ahorra los 4 años de estudio para ser mago. Y quien lo encuentre que me avise, que a mi también me interesa.

Buena suerte.

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