No es lo que tengo que hacer con mi vida, sino lo que la vida ya hace y hará conmigo

En ocasiones previas, he cuestionado el tipo de mensajes-mantras aspiracionales, con narrativas épicas que rondan actualmente; por ejemplo, uno de ellos es el de mi misión en la vida.
A veces he intentado hacer el ejercicio que proponen desde el mundo del coach de imaginar y proyectar mi vida dentro de 1, 3, 5 o 10 años. No sólo me puedo imaginar un montón de posibilidades y opciones, ya que soy un culo inquieto y tengo muchos intereses. Sino que lo cierto es que ya no me puedo creer que tenga tan mala suerte o que quizás no me enfoque acertadamente.

Que este tipo de actividades (imaginarse a uno mismo en un tiempo futuro haciendo o teniendo equis cosa) se utilicen como hoja de ruta me parece sensato siempre y cuando se tenga en cuenta que es eso: una maldita hoja de ruta que será inevitable saltarse porque el camino está lleno de imprevistos.
Mi experiencia personal es que por mucho que imagine futuros maravillosos, la vida siempre viene y me sorprende con giros en el guión… que de hecho es mi guión. Es mi hoja de ruta. Mi-mi. Me parece demasiado pretencioso ponerme por encima de la vida. Y esa es una de las características de este tipo de mensajes (de superación personal): son terriblemente egocéntricos y no tienen en cuenta ni el contexto ni al azar. Es una pretensión de control.

No quiero decir con todo esto que uno no tenga que intentar llevar a cabo sus deseos, necesidades, realizaciones, objetivos. Pero, hazte un favor y quítales toda la épica y la pompa. Sé más humilde. Reconoce que hay algo más grande que tú y tus metas: LA VIDA.

Cada vez sospecho más de las misiones en la vida, los deseos fuertes, los porqueyolovago y la autorealización. Creo que vivimos en un mundo que apela al anhelo y eso nos lleva directos a la insatisfacción permanente. Con anhelo quiero decir que siempre falta algo o no es suficiente loquesea. Parece que a la vuelta de la esquina está lo realmente perfecto. Y cuando alcanzamos esa esquina, resulta que quizás es en la siguiente.

La perfección es enemiga de lo bueno. Quizás habría que empezar a acogerse al concepto de suficientemente bueno (parafraseando a Winnicott).
¿Es suficientemente buena esta relación para mi? ¿Es suficientemente bueno este trabajo por el que me pagan?
Incluso si uno consigue lo que desea, o consigue trabajar en aquello que se propuso en su ruta, antes o después descubrirá que aquello que le motivaba tanto tiene aristas menos agradables o amables. O simplemente, implican hacer y lidiar con facetas de personas o tareas que no le apetecen o motivan nada.

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