Cómo sobrevivir en un mundo hecho a medida de los extravertidos si eres introvertido I

El “mundo” es para y de los extravertidos. Y con mundo me refiero a las interacciones sociales.
¿Has estado en un encuentro social en el que apenas conoces a algunas personas y no sabes cómo interactuar con los otros? ¿Te sientes limitado en tus habilidades sociales? ¿Quizás has envidiado a aquél que llega y ya se pone a hablar con el de al lado como si fuera pan comido?. O te has preguntado “¿Cómo lo hace tal para ser el dicharachero de la fiesta?”.
O peor, estando en uno de estos encuentros, alguien de repente se ha girado hacia ti y te ha medio preguntado, medio afirmado delante de todos ¿Tú no hablas mucho, no? Y no sabes si es una observación o una crítica abierta. Pero te gustaría que la tierra te tragara en ese momento.
Quizás te has atrevido a contestar honestamente (y probablemente aquí está parte del quid de la cuestión) a la pregunta-afirmación-crítica-reproche: “Pues sí, no soy de hablar mucho. ¿Tienes algún problema con esto?“. A lo que ha seguido un breve silencio hasta que alguien ha desviado la atención con otra tema.

Escribo este artículo porque soy del club de los introvertidos, incluso cuando hay gente que me dice que no lo parece. La verdad es que con los años he conseguido una cierta agilidad social que hace un tiempo atrás no tenía y ni siquiera imaginaba poder conseguir; pero hasta entonces ha sido un constante paininmyass.
Bueno, para ser honesta, he conseguido meterle un poco de morro y disimular (y aquí va otra parte del quid). Pura supervivencia.

Lo cierto es que los códigos sociales de conducta siempre me han costado. Primero descifrarlos y después seguirlos sin cuestionarlos. Cuando tenía 5 años, mi madre me pegó una soberana bronca porque se me había ocurrido por enésima vez decirle a quien me lo daba, que su regalo no me gustaba. No entendía cuál era el problema si yo estaba diciendo la verdad… y supuestamente la verdad era lo más, ¿no?. ¡Mentiiiiraaaaa! Este código doble-moral/hipócrita me ha costado entenderlo muuucchhhooosss añññooosss. Aunque para mí la verdad es importante, para una gran mayoría está sobrevalorada.

También de pequeña había oído decir tantas veces que yo era “tan expresiva“. Y creo que no lo decían como un halago, precisamente.
Con los años me he dado cuenta que si unos adultos (ellos lo eran; yo no) no podían sostener la “expresividad” de una cría, el problema no era mío. Pero mientras tanto, me lo hicieron pasar mal y el mensaje que me llegó fue “no te comportas adecuadamente“. Así que opté por callarme, estarme quietecita (calladita estás más mona, otra que me repitieron hasta la saciedad), observar y a partir de aquí hacer alguna cosita.

De hecho, todavía tengo ciertas dificultades con los códigos sociales, lo de comportarme adecuadamente, la doble moral y la hipocresía. Y lo grupal me ha costado y me cuesta. Los grupos numerosos de personas no me gustan.

Escribo este artículo porque he estado muchos años atrapada en un sentimiento de no pertenencia, peledeada conmigo por un sentimiento de inadecuación; porque no era capaz, ya no sólo de descrifrar los códigos, sino también por no saber cómo iniciar una conversación con alguien desconocido (ya no te digo mantenerla) o por no saber decir algo divertido en el momento oportuno. Si eres del mismo club, no te resultará nada extraño si te digo que de hecho en mi cabeza me decía esas ocurrencias divertidas a las que no me atreveía a poner voz.
Para mí los extravertidos o personas con habilidades sociales hacían una magia del tipo “Vini, vidi, vinci“. Por así decirlo, ellos llegan y triunfan. Los del otro club nos parecemos más a hormiguitas. Cuando llegamos no triunfamos. Es algo bastante más lento y laborioso.

Escribo este artículo porque si eres introvertido y te cuestionas por ello, déjame decirte que pares ya. No hagas como yo y pierdas tu precioso tiempo lamentándote o esforzándote en ser lo que no eres. Tienes el mismo derecho a existir que los extravertidos el resto. Sólo que habrá algunas cosas que te van a requerir más tiempo de las que quizás les lleve a los del otro club. Otras no hará falta que ni te las plantees. Y tendrás que armarte de paciencia y, sobre todo, darte muchas oportunidades.

Pero sobre esto, volveremos en el próximo capítulo. 😉

#jointheclub

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