Mostrar celos es, según el amor romántico, una demostración de amor verdadero. Supuestamente, es así que el otro muestra interés por mi.
Sentir celos es algo muy humano. A veces se mezcla tanto con la envidia que puede ser difícil separarlos claramente. En términos generales, se refiere a la sospecha (apasionada), y consiguiente inquietud (que también puede ser apasionada), de que la persona amada está poniendo el interés en otro. Por eso a un@ se le puede despertar también envidia y comparación hacia ese otro.
Los celos son una especie de cuchillo de doble filo… o más.
Como digo, es muy humano. Si mi compañer@ muestra interés por otr@ no me va a hacer demasiada gracia. Los celos mueven una especie de instinto de propiedad, como si mi amad@ fuera una posesión mía. Es una reacción muy visceral. Podríamos debatir hasta que punto es algo básico en nuestra especie. Lo que me parece interesante es que moviliza la inseguridad personal ante el miedo a ser (quizás) abandonado.
Como ya hemos visto, uno puede estar en una relación y sentir atracción o deseo por otr@s. La dificultad puede empezar cuando mi compañer@ muestra ese interés abiertamente, delante de mí, sin tapujos. Si estás con una persona coqueta o que le gusta seducir a discreción, te encontrarás en esta situación antes o después. De nuevo: es muy de nuestra especie, querer gustar a los otros y coquetear.
¿Qué hacer? No hay un camino fácil. El que asiste a los coqueteos de su partner in love puede llegar a molestarse lo suficiente como para acabar pidiéndole que deje de hacerlo en su presencia. Lo vive como una agresión. El seductor puede contestarle que él/ella es así, que no puede evitarlo, que en realidad todas esas otras personas no le interesan, etc. El primero le podría replicar que, si no le interesan, a qué viene tanto desplegamiento. Y así.
Uno puede hacer (o no) un acto de confianza. Me creo que el otr@ es así y que en realidad no está interesad@ en aquellas personas con las que coquetea. Y más o menos sobrellevar la situación. Si no confía, es probable que empiece a mostrarse celoso; en varios grados. Hay personas que ven indicios a partir de cualquier mirada que su amad@ pueda cruzar con otra persona y puede llegar a conductas como mirarle el móvil. Aquí entramos en el terreno de los celos patológicos.
Probablemente a uno se le mueven sentimientos de inseguridad, el miedo a ser abandonado, dejado por otr@. Otr@ mejor, según una fantasía muy común: el otr@ es más alt@, más guap@, más divertid@, más muchas cosas. Entrar en comparaciones es casi instantáneo y un@ siempre sale perdiendo. En resumen: el/la otr@ es mejor que yo.
El seductor, por su lado, parece tener en la seducción una forma de funcionamiento de donde saca alimento para el ego, por decirlo de algún modo. Alimenta su autoestima a base de despertar el deseo de otr@s. Por eso, las personas más seductoras, con el paso de los años tienen que lidiar con el envejecimiento, ya que dejan de ser mirad@s. Puede ocurrir que la persona seductora se dedique a coquetear para conseguir una reacción de su compañer@. Y esa reacción la tiene por una confirmación del amor de su pareja.
Así que, mientras el amor romántico tiene en los celos una demostración de un amor auténtico, vistos de cerca parecen poner sobre la mesa qué amor propio se tiene uno y cada persona de la relación.
To be continued.
Imágenes: Pixabay
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