Le voy a hacer daño. La Culpa parte 4.

Otra fuente clásica que desencadena la culpa es cuando te encuentras en la tesitura de decirle algo importante para ti a una persona querida. Pongo algunos ejemplos:

-expresar o pedir algo que necesitarías o desearías de su parte. Como ayuda. O, por ejemplo: Me gustaría que cuando te cuento algo dejes de decirme lo que tengo que hacer. Necesito simplemente que me escuches.

-te planteas decir que no o dar alguna negativa a algo que te pide esa persona. Por ejemplo: No te puedo ayudar con esto que me estás pidiendo.

-expresarle tu enfado, disgusto o incomodidad respecto a algún asunto o por algo que ha dicho o hecho.

Quizás te identificas con alguna de estas situaciones y puedes reconocer que antes de decir algo que pueda dañar al otro, optas por callarte.

-Antes de pedir ayuda o expresar un deseo o necesidad: te callas

-Antes que decir que no y tener que lidiar con los posibles morros del otro: te callas

-Antes que mostrar tu enfado, prefieres autoconvencerte que no es para tanto, que se le habrá pasado, que no se ha dado cuenta, ha sido sin querer… o cualquier otra gran frase del cajón de las justificaciones.

De fondo parece que existe la creencia que lo que voy a decir, expresar o plantear va a causarle a mi persona amada un daño de consecuencias cataclísmicas. Eso supone que, o bien tienes un súperpoder (el de causar daño irreparable e imperdonable); o bien eres una muy mala persona… ¿tal y cómo sospechas?

¿Es ser mala persona pedir, negarse o enfadarse?

Eres consciente, porque lo has vivido en primera persona, que los actos tienen consecuencias. Tanto las palabras como los actos pueden ser hirientes. En todo caso, lo primero sería valorar cuál ha sido la intención. Pero de aquí a creer que vas a causar un daño o molestia imperdonables hay un abismo.

Lo cierto es que a veces no queda más opción que tener esa charla incómoda. O, mejor dicho: que te incomoda. Porque además del temor a causarle un daño a la otra persona, de fondo lo que se mueve ante la perspectiva de esa charla es que te confirmará como la mala persona que crees ser.

Bueno, nada más lejos. Quizás confundes verbalizar tus verdades (muy distinto a tener la razón) con ser un despiadado. ¿No hay un término medio? ¿Qué es lo peor que puede pasar por abrir esa boquita?

puedes probar a pedir aquello que necesitarías o desearías. El otro tiene opción de responderte que no está por la labor. Y a partir de aquí ya verás qué haces. Pero también puede acoger esa propuesta o matizarla contigo.

quizás tienes motivos para no echar una mano en un momento dado. Quizás estás desbordado por tus propias circunstancias. Aunque te gustaría, no puedes en estos momentos asumir nada más. Quizás no siempre tienes que estar disponible.

quizás tienes motivos para estar enfadado o disgustado. Si has comunicado algo en distintas ocasiones, te han contestado que sí, y cada vez vuelves a la casilla de salida, no es que no te expliques claramente. Es que al otro le entra por un oído y le sale por el otro. Siempre digo que es paradójico que pedir amablemente cause oídos sordos; en cambio, ponerte en modo Hulk hace que las personas se pongan en marcha. ¿En serio? En resumen: que quizás también tienes motivos para estar enfadado.

Este es otro aspecto recurrente y fascinante: cómo el otro a menudo queda fuera de la ecuación, como si no participase en nada, si no hiciera nada, ni dijera nada, ni fallase nunca… Como si fuera alguien intachable. Sin embargo:

-si estás superado por las circunstancias, y tu pareja (familiar o amigo) se enfada contigo porque le has dicho que no, respira muy profundamente. A veces, los más cercanos no nos comprenden, no nos siguen, aunque se lo expliquemos mil veces. Habrá que convivir con la incomprensión ajena. Y cantar OMM todo el día. No tienes porque comprenderme, de acuerdo. Pero las cosas están así.

-O simplemente, hay personas muy egocentradas que no entienden que ell@s no son la prioridad number one de tu lista. ¿Cómo puede ser que no salgas corriendo hacia ellos cada vez que chasquean los dedos?

-Incluso es posible que reaccionen a tu negativa con el chantaje emocional (victimismo, mártir…): con todo lo que he hecho por ti. Si entras en el juego del C.E. lo único que vas a conseguir es sentirte la peor persona del mundo. Y hacer algo que no te apetece. No apetecer es una buena razón, por cierto, para no hacer algo.

-y, por supuesto, los otros a veces hacen cosas o dicen según qué, que nos molestan o nos hacen enfadar. Probablemente sea sin querer. En todo caso, es bueno que sepan al menos qué te molesta o qué te ha enfadado. ¿Que no le parece tan grave? Puede ser. En todo caso, como no existe la telepatía es mejor comunicarlo. Así saben en que andas. Para ti también será útil saber en qué anda el otro, a qué le da importancia, a qué no… Si lo tuyo nunca tiene importancia, es para planteártelo muy fuerte.  

Pareciera que hay un mandato según el cual no debemos enfadarnos con las personas que queremos. Alguien dijo que una cosa es ser bueno y, la otra, bobo. Mientras tanto, exprésate. La culpa estará, por supuesto, ella no se pierde ninguna ocasión en la que pueda aparecer. Aguántatela y ya verás como de a poquito, ciertas cosas cambian a tu alrededor y, sobre todo, en tu interior.

Imágenes de Pixabay.

Si quieres aprender más sobre la culpa o recibir otros artículos, apúntate a mi newsletter. Puedes darte de baja en cualquier momento.

Deixa un comentari

Fill in your details below or click an icon to log in:

WordPress.com Logo

Esteu comentant fent servir el compte WordPress.com. Log Out /  Canvia )

Facebook photo

Esteu comentant fent servir el compte Facebook. Log Out /  Canvia )

S'està connectant a %s